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Cristina Vera Valle

Psicooncología: afrontando la enfermedad oncológica.


Cada paciente vive la enfermedad de forma subjetiva: se activa un proceso de adaptación que implica una transformación radical en la vida del paciente.



Los sentimientos que se despiertan ante un diagnóstico de cancer son muy intensos, como una sensación de irrealidad, negación, incredulidad, desorientación, ira. Entonces, varias preguntas invaden la mente del paciente: "¿Por qué me pasó esto?", "¿Qué me va a pasar ahora?", "¿Podré hacer frente a la enfermedad?".

La forma de reaccionar ante el propio estado de salud o enfermedad, así como el desarrollo, curso y pronóstico en sí de la enfermedad oncológica están influenciados por la interacción de varios factores: biológicos, psicológicos y sociales. Cada paciente vive y afronta la enfermedad de forma subjetiva y única: se activa un proceso de adaptación a la nueva condición física, que implica una transformación radical en la vida del paciente. La comunicación del cáncer representa uno de los eventos más estresantes que algunas personas tienen que afrontar en el transcurso de su vida, un cambio no solo físico sino también mental: cambia la forma en que percibes y sientes tu cuerpo, cambia la percepción que tienes tiene del mundo, las relaciones sociales e interpersonales cambian. Esta es una fase muy delicada y difícil tanto para el paciente como para su familia: frente a la palabra "cáncer", la primera reacción es sentir una sensación de confusión y miedo, un verdadero shock. Cáncer es una palabra que evoca emociones angustiosas, se refiere a un escenario altamente catastrófico en el imaginario colectivo, a una "sentencia de muerte".

Para las personas que viven con cáncer, el apoyo de familiares y amigos es un factor de fundamental importancia en su camino, sin embargo un diagnóstico de cáncer muchas veces toma por sorpresa a todos y cambia los roles que estamos acostumbrados a jugar.

El cuidado de los seres queridos implica comenzar a realizar una amplia variedad de tareas para brindar la asistencia necesaria, por ejemplo a través de:

  • ayudas y apoyos en la administración de fármacos y medicamentos,

  • comunicación con médicos y enfermeras,

  • Tareas domésticas

  • ayudar con asuntos burocráticos y financieros

  • y más.

Es por esto que tanto familiares , como el propio enfermo tendrán la necesidad de la guía y el apoyo de un psicólogo especialista en el tema.



La forma de manejar la "crisis emocional" generada por el diagnóstico médico, la actitud ante el evento muchas veces traumático influirá en el tipo de adaptación psicosocial a la enfermedad. La actitud y el estilo de afrontamiento utilizado influirá no solo en la calidad de vida tras el diagnóstico, sino también en el cumplimiento de los tratamientos médicos y el curso biológico de la enfermedad (Putton et al., 2011). De hecho, existen comportamientos más adaptativos y otros menos adaptativos para lidiar con la propia condición de salud. Pilowsky (1978) habla de "conducta patológica anormal", subrayando cómo la percepción, evaluación y consecuentemente las conductas implementadas en relación al propio estado de salud pueden ser inapropiadas y desadaptativas, aunque haya habido una adecuada explicación por parte del médico sobre la naturaleza de la enfermedad, y se haya definido un tratamiento adecuado, basado en los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y culturales. El comportamiento anormal de la enfermedad incluye tanto condiciones caracterizadas por una afirmación de la enfermedad, por ejemplo, hipocondría o síntomas de conversión (Pilowsky, 1990), como minimización o negación de síntomas (Pilowsky, 1978). El  afrontamiento  es un método cognitivo-conductual mediante el cual un individuo se enfrenta a un evento estresante y sus consecuencias emocionales. La capacidad de afrontar una crisis existencial depende de varios factores: el tipo de patología (síntomas y curso), el nivel de adaptación previa a situaciones de enfermedad, la trascendencia de la amenaza existencial, factores culturales y religiosos, la actitud psicológica y personalidad , educación y posibles alteraciones psiquiátricas (Putton et al., 2011).


Se han encontrado diferentes estrategias de afrontamiento entre los pacientes con cáncer para afrontar el estrés relacionado con la enfermedad. Las principales estrategias identificadas por Burgess (1988) son:

- Desesperanza / desamparo , caracterizado por altos niveles de ansiedad y depresión, por la incapacidad para implementar estrategias cognitivas dirigidas a aceptar el diagnóstico, por la creencia de control externo sobre la enfermedad; - Espíritu combativo, caracterizado por niveles moderados de ansiedad y depresión , por numerosas respuestas conductuales a través de las cuales el paciente intenta reaccionar positiva y constructivamente a la situación, por la convicción de un control interno sobre la enfermedad; - Aceptación estoica, con bajos niveles de ansiedad y depresión , actitud fatalista, desde la creencia de un control externo de la enfermedad; - Negación / evitación , en la que las manifestaciones ansioso-depresivas y las estrategias cognitivas aparecen completamente ausentes, en la creencia del paciente en el control tanto interno como externo de la enfermedad.

La percepción de control sobre la enfermedad, o más en general sobre los acontecimientos vitales estresantes, es un factor importante para determinar el "estilo de afrontamiento" implementado y tiene una gran influencia en la salud y el curso de la enfermedad. Las personas pueden sentir que tienen control interno o externo sobre los eventos: . Los sujetos con un locus de control interno sienten que pueden ejercer control sobre los eventos, creen en sí mismos y en lo que buscan. Ante las enfermedades reaccionan en términos decisivos y en primera persona son proactivos y colaboran con el equipo médico. Parece ser un factor protector para la salud en general y un elemento positivo para el curso de la enfermedad. . Los sujetos con locus de control externo reaccionan pasivamente a los eventos, no se sienten responsables o sienten que tienen control sobre lo que les sucede, tienden a culpar a los demás. Esta actitud parece ser un factor de riesgo para la salud en general y también para el curso de las enfermedades. La percepción del control de un evento, junto con la deseabilidad, son por tanto factores fundamentales en la evaluación cognitiva de un estresor: cuantos más eventos se perciban como indeseables e incontrolables, mayor es la probabilidad de percibir ese evento como estresante y mayor la probabilidad de repercusiones negativas para la salud (Grandi et al., 2011).

En la siguiente imagen podemos ver diferentes tipos de afrontamiento, en los que la psicología tendrá un papel importante:




La oportunidad del diagnóstico del cáncer y el cumplimiento (adherencia) al tratamiento médico son determinantes para incrementar las posibilidades de una resolución positiva de la enfermedad oncológica, para ello es necesario asistir psicológicamente al paciente desde el momento del diagnóstico, como ya desde hace tiempo se está haciendo en varios hospitales donde hay psicólogos que trabajan junto al médico, o en consultas privadas con especialistas en psicooncología.


¿Qué puede hacer el psicólogo para ayudar al paciente a afrontar la enfermedad? El "síndrome psiconeoplásico" (Guarino, 1994) concierne a una serie de dinámicas psicológicas profundas, derivadas del diagnóstico de cáncer, y puede aparecer como una constelación de síntomas psicopatológicos cuya intensidad depende de la interacción de varios factores: la personalidad del paciente, experiencias pasadas, edad, relaciones interpersonales presentes y pasadas, la presencia de un contexto social y familiar de apoyo, la gravedad y el tipo de cáncer en sí. Los síntomas psicopatológicos más presentes, como se ha visto anteriormente, son: sensación de miedo y estrés, ansiedad, depresión, alteración de la imagen de sí mismo y corporal, agresión, ira, hostilidad, culpa, envidia. Para todo ello, y en función del paciente y su entorno, el psicólogo tendrá que poner en marcha todas sus estrategias para atender las dificultades que presente el enfermo y ayudarle a enfrentarse a ese cataclismo que ha entrado en su vida, de la manera más adaptativa posible. El psicólogo clínico puede hacer mucho dentro del equipo médico reconociendo las necesidades del paciente y ayudándolo a afrontar el gran camino del cambio físico y psicológico que inevitablemente tendrá que afrontar con la enfermedad. (www.psiconcologia.info).




En una primera fase de apoyo psicológico, se ayuda al paciente a procesar el trauma resultante del diagnóstico de cáncer y a soportar la "carga de la enfermedad": - contener la ansiedad y las emociones negativas manteniendo un equilibrio psicológico; - movilizar mecanismos de defensa adecuados; - Fomentar la comunicación y la expresión de emociones negativas.

La mejor forma de ayudar al paciente a afrontar y superar el shock inicial será respetando los tiempos subjetivos de aceptación del diagnóstico médico, apoyando y aceptando los miedos, miedos, dudas iniciales del paciente. Cada persona tiene su propia forma de reaccionar y afrontar la enfermedad que hay que entender y respetar durante todo el proceso de tratamiento, ya que la adaptación a la enfermedad requiere tiempo y recursos personales. Una vez que el paciente haya superado la fase inicial de desorientación, podrá iniciar un proceso de elaboración / integración de la enfermedad en su propia experiencia de vida, hasta una plena conciencia y aceptación de la patología. En esta fase el psicólogo podrá ayudar al paciente a manejar la enfermedad, a fomentar la expresión y comunicación de emociones involucrando también a los miembros de la familia, a desarrollar formas más adaptativas de lidiar con la enfermedad, a dar sentido a lo sucedido, y a tener esperanza y optimismo para el futuro. BIBLIOGRAFÍA:

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  • Martina Lattanzi .stateofmind.it






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